En 1996, cuando la compañía de cómics tuvo que declararse en bancarrota, nadie imaginaba que 20 años después dominara la taquilla de Hollywood
Decir ahora mismo Marvel Studios es decir el nombre de la compañía que domina la actualidad del mercado del cine y el sello que haces meses colocó Vengadores: Infinity War como el mejor estreno de la historia.
Sin embargo, la historia de esta compañía de cómics no ha sido un camino recto y desde su fundación en 1939 con el nombre de Timely Comics hasta hoy, han pasado todo tipo de situaciones incluyendo una bancarrota en 1996 en mitad de la crisis del sector y que podría haber hecho que hoy no existiera lo que conocemos como MCU.
En los 90, el panorama de los cómics era muy distinto a lo que había sido en décadas anteriores. Personajes como el Capitán América, Iron Man o Spider-Man eran vistos como recuerdos infantiles en una sociedad que abrazaba otro tipo de entretenimientos y los pocos cómics que se vendían parecían ser más oscuros que los que ofrecían los superhéroes vestidos con trajes de colores y mallas. Es más, las versiones cinematográficas de estos eran poco menos que adaptaciones de derribo que caían en las manos de cineastas como Albert Pyun y que nadie en las que nadie en su sano juicio se atrevía a convertir en superproducciones.
Tal era la sensación de final de una época que la Casa de las Ideas intentó crearHeroes Reborn, un intento de resetear todas sus series, devolviéndolas al número 1 y reinventando a los personajes, pero tampoco funcionó y dio lugar a algunos episodios que hoy se recuerdan con bastante vergüenza, como el Capitán América que dibujó Rob Liefeld.
En 1997 y tras haber hecho el papeleo para declararse en bancarrota, Marvel Comics encontró un balón de oxígeno de capital importancia gracias al empresario Isaac Perlmutter, propietario de la juguetera Toy-Biz, que compró la compañía, reformulándola como Marvel Entertainment y colocando a algunas piezas clave como Avi Arad.
Bajo su mandato, Marvel expandió sus líneas, reinventó parte de sus cómics, lanzando sellos como Marvel Knights y propició el futuro nombramiento de Joe Quesada como editor en jefe.
La nueva Marvel también empezó a promover las nuevas adaptaciones al cine de sus personajes, un proyecto por el que era difícil apostar en aquel momento y que llevaron a cabo los estudios a las que se los habían licenciado. Con ello aparecieron sagas como Blade (un personaje perfecto para los gustos de los años noventa y sin el que sería difícil entender adaptaciones posteriores), X-Men o los Spider-Man que haría Sam Raimi.
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